Degustar, beber y existir...

Para Heidegger, el ser es determinado como presencia por el tiempo y, sin duda, el mundo del vino es un ejemplo de ello. Inspirado en la obra del filósofo alemán, Ser y Tiempo, wine room permite ir ensamblando y creando diferentes experiencias. Una tarjeta habilita el acceso a 56 dispensers de vino (locales, internacionales: todos auténticos), maridados con sabores cuidadosamente seleccionados y jazz en vivo. Un devenir placentero en cada noche.

El concepto de la propuesta gastronómica de Ser y Tiempo es ofrecer principalmente vinos nacionales boutique, fuera de las cadenas de comercialización convencionales. Y particularmente, ofrecer un punto de encuentro genuino o auténtico entre el productor y degustador del vino.

Ubicado en el barrio de Palermo, busca que cada uno deje de lado los condicionantes transmitidos culturalmente para entregarse uno mismo a sentir su propia experiencia de percepción de esos sabores y detalles del vino. Nace con una fachada que permite espiar el interior, donde nos espera un salón original, con diferentes mobiliarios y estilos, ideal para dejarse entregar por la experiencia que ofrece el lugar. La perlita es el ventanal enorme que nos permite disfrutar su inmensa cava de vinos.

En cuanto a los sabores, Ser y Tiempo muestra una carta que explora los sabores mediterráneos, con opciones como la pasta casera acompañada de tomates cherrys confitados, albahaca fresca, panceta grillada y olivas negras; lasagna casera de ricota y carne, salsa bolognesa y salsa blanca; o el risotto a los cuatro quesos, con langostinos y sauvignon blanc.

También sobresalen sus opciones de entradas y tapeos, como los hongos asados a la provenzal y pan casero tostado.