
Para poder entrar a Frank’s Bar se necesita una clave que se obtiene a través de pistas en las redes sociales y que cambia cada semana. En la entrada hay que marcar un número en la antigua cabina de teléfonos para poder acceder a una puerta secreta que conduce a un callejón interno y, recién ahí, se llega al bar.

Una vez dentro, el salón deslumbra a sus visitantes con elegantísimas arañas, sofás de terciopelo rojo y pisos de madera. Una de las estrellas del lugar es la barra victoriana de más de 100 años de antigüedad que está rodeada por un sinfín de bebidas y una bellísima colección de vasos de cristal.

La combinación de comida, bebida y ambientación es perfecta. La especialidad de la casa son las bebidas. Tanto los cócteles clásicos como los tragos de autor son preparados con los destilados más finos. Se recomiendan las riquísimas tapas del tipo bruschettas, pinchos o dips con un Manhattan o animarse a probar el Egg Nogg & Posset, preparado con vino fortificado, yema de huevo, leche y azúcar.

Fotos: franks-bar.com