Una casa en el barrio de Villa Crespo, con el encanto de esos pequeños rincones donde el diseño es una apuesta consciente por crear un clima especial, es la base desde la cual nace la sabrosa propuesta de La Crespo.

Con estilo de almacén, este espacio ofrece algunas pocas mesas, lo que vuelve a su propuesta, una experiencia dinámica; además de un sector sobre la vereda, ideal para cuando el clima lo permite.

De ambientación cálida, el detalle final lo completan sus objetos de decoración y el exhibidor de los productos artesanales, toda una tentación.

En La Crespo, la especialidad es la comida judía, con toques deli y la mirada siempre puesta en lo casero.

Además, hay repostería artesanal.

Su menú ofrece especialidades como el hot pastrami, knshes, boios o lajmayin.

Algunos destacados son las knishes de papa y batata; los boios de verdura y berenjenas ahumadas; tartín de zapallitos; el strudel de ricota y espinaca; el bagel de salmón; o goulash con spaetzle.

Y la vedette del lugar, su sándwich de pastrami, una receta propia de su chef Clarisa Krivopisk.

El pastrón es tiernizado con vino blanco, y lleva además pepinos agridulces y chutney de cebollas caramelizadas, sobre dos rebanadas de pan multicereal.