Un detalle que destaca la renovada propuesta de María Fedele, ubicada ahora en el barrio de Monserrat, es que allí cocinan como en casa.

Hacen las compras, miran los productos de estación y observan la abundancia y la frescura.

Y desde allí, directo a la mesa, esperando deleitar a los comensales con la variedad de entradas, platos y colores italianos.

El ambiente del lugar resulta fresco y acogedor, con el destacado de sus paredes de ladrillo visto y pequeños objetos y elementos que forman parte de una decoración que apunta al rescate de lo antiguo para conjugarlo con toques elegante.

En María Fedele se propone un menú único con variedad de opciones, y que además incorpora algunas sorpresas durante el día.

Se destacan especialmente las pastas, el risotto, la lasanetta, la pasticciata y los antipasti.

Y entre sus caricias dulces para terminar la experiencia, sobresalen los cannolis rellenos de crema o los merengues de chocolate.