Su verdadero ADN es una carta de marcada identidad latina con sabores fuertes y sabrosos. No hay entradas ni platos principales, sino porciones grandes para compartir con varios. El secreto de su éxito es la materia prima: vegetales y hortalizas orgánicos de estación, carnes argentinas e ingredientes característicos de comidas regionales como queso llanero fresco, achiote, tamarindo, huacatay, flor de Jamaica, papelón, chiles habaneros, jalapeños, guayaba y plátanos.

Entre los más pedidos figuran los tacos de cerdo con rocoto ahumado, cebolla morada, cilantro y emulsión de palta y café acompañados con frijoles refritos bien picantes; las empanadas de osobuco, el asado negro, una comida típica venezolana, y la opción vegana de quinoa mixta activada en leche de coco, mix de verdes, cherrys reliquia, mango, dressing de maracuyá y tajín casero. Todo está pensado para ser acompañado por una exquisita coctelería de autor inspirada en bebidas latinoamericanas o de alguno de los interesantes vinos boutique cuidadosamente seleccionados.

La decoración del restaurante acompaña el espíritu de la propuesta: es una casona antigua con detalles cargados de color, un inmenso mural pintado a mano que se roba todas las miradas y una barra fabricada con materiales reciclados y motivos selváticos que se repiten en los almohadones de las mesas. La música, otro factor importante de la ambientación, incluye clásicos del latin jazz, bossa, salsa y estilos folclóricos y populares.
Fotos: facebook.com/ronconcon.ba