Cochinchina es un puente entre culturas que atraviesa sabores, aromas y texturas. Ubicado en plena escena de la noche porteña, este bar ofrece cocktails ready to drink, una tendencia a nivel mundial y la especialidad de su creadora, la reconocida bartender Inés de los Santos.
Algunos de los más famosos son el Sagrado Penicillin (Johnnie Walker Black, jugo fresco de jengibre, almíbar de miel, jugo de limón y reducción de Johnnie Black al Josper), el Moscow Mule (vodka Skyy, bitter, jugo de cúrcuma, limón y Britvic Ginger Ale), el Champagne Cocktail (coñac francés, vino de ciruelas, cordial de manzana verde y espumante extra brut), el Gin Tonic del Oeste y la colección de negronis. Las dos grandes protagonistas son la enorme barra y la boutique de coctelería, donde se pueden elegir tragos listos para servir y tomar en casa.
Inés se inspiró en sus dos pasiones: los sabores asiáticos de la Cochinchina, territorio del sur de Vietnam, y su amor por Francia. Y aunque el verdadero atractivo de la casa es la coctelería, la cocina no se queda atrás. Es una fusión franco-vietnamita a cargo de Máximo López May, un chef de talla internacional que dividió la carta en cinco capítulos: Petit Entremés, Con la Mano, Banh-Mi, Platos y Dulces. Posiblemente el que mejor define la propuesta es el Bánh, un gran cruce de ambas cocinas que consiste en usar baguette horneada con harina de arroz. Una opción tradicional es Chå Giò, rollitos crocantes rellenos con lechuga, hierbas, fideos y hongos. ¿Otra opción con fideos? Una súper hamburguesa con pan de fideos, osada y deliciosa. Para quienes no se animan a platos tan exóticos está la terrina de carnes, un impecable ladrillo de texturas bien condimentado, o la costilla 15 horas “Bo Luc Lac”. El postre más recomendado y fresco es la tapioca pudding, unas esferas transparentes de tapioca bañadas en leche de coco con compota fría de mango y escamas crocantes de coco.
El lugar tiene terraza y una cabina de dj para animar la noche, opciones de take away y delivery.
Foto: vinomanos.com
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