En el corazón del centro porteño, más precisamente en la esquina de la calle Salta y Rivadavia, se erige una de las casas más tradicionales de cocina española de Buenos Aires, donde se mantiene la exquisita variedad de platos típicos, como la atención esmerada a través de los mozos y cocineros que ayudaron a crear el lugar.

El salón presenta la típica decoración española, con manteles blancos, espejos, botellas que se exhiben en las alturas, cuadros, y alguna que otra pata de jamón crudo que cumple un rol: comenzar a abrirnos el apetito.

De su propuesta gastronómica, el chef del lugar sugiere comenzar a través de las gambas al ajillo, la brochette de langostinos o de pescados y mariscos, la ensalada de pulpo y gambas o la empanada gallega.

Para luego continuar a través del salmón rosado macerado al cacao, la trucha a la manteca negra, los raviolones capresse o las cintas de rúcula con mariscos.

También se destaca la causa limeña con tres variedades de relleno: salmón ahumado, pulpo o camarones.