Idioma oficial de Buenos Aires

El español es el idioma oficial de la República Argentina. Adoptado tras la conquista española, fue sufriendo las modificaciones propias de la cultura local y de las de los pueblos que desembarcaron en las oleadas inmigratorias durante el siglo XIX y principios del siglo XX.

Al español de Argentina se lo conoce como castellano, concepto que hace referencia a la región española de Castilla. Aunque se considera al castellano como un sinónimo del español, existen numerosas diferencias con el que se habla en otros países, aunque en todos los casos quienes dominan este idioma pueden comprenderse a la perfección. El castellano es una continuación moderna del latín hablado o “vulgar” que empezó a tomar forma tras la disolución del Imperio Romano. Gracias a su propagación por América, el español es la lengua neolatina con mayor difusión y hoy es la segunda más estudiada del mundo después del inglés y la más hablada después del chino mandarín. La mayoría de hablantes del castellano se encuentran en América Latina.

El rasgo más notable del castellano o español argentino es el uso del “vos” en lugar del “tú” y la manera de conjugar la segunda persona del singular. Así, donde un español diría “tú puedes”, un argentino dirá “vos podés”. Esta variación no resulta difícil a los extranjeros que dominan el idioma, ya que rápidamente adoptan el “voseo” de manera natural. En todo el país se utiliza la interjección “che” para llamar a otra persona o para enfatizar una idea y, aunque su uso debería ser informal y sólo para familiares y amigos, los argentinos lo tienen tan incorporado que suelen usarlo de manera indistinta.

A lo largo de la Argentina existen diferencias dialectales dadas por la diversidad de culturas que la componen, pero en Buenos Aires se habla un castellano único, donde se destaca la entonación, influencia del italiano, y el excesivo uso del lunfardo o argot, muy presente en las letras de tango, jerga que incorpora términos y modismos heredados de los inmigrantes, especialmente italianos y españoles y, en menor medida, franceses, portugueses y pueblos originarios.

Es innumerable la cantidad de términos que componen el lunfardo, pero no hay que preocuparse. A los porteños les gusta mucho hablar y, una vez en Buenos Aires, se aprende sin darse cuenta.