La calle Lanín es un pequeño pasaje donde se encuentra uno de los exponentes más interesantes de arte urbano: una obra compuesta por 40 casas cuyos frentes fueron intervenidos con pinturas y venecitas de muchos colores.
La activación se generó de una manera espontánea y natural y eso le da más magia aún. Cuenta la historia que en 1990 el artista plástico Marino Santa María, un vecino que nació y vivió toda su vida en esa calle, tuvo la idea de pintar la adaptación de uno de sus cuadros en la fachada de su taller y comenzó a recibir pedidos de sus vecinos que, inspirados por aquella revolución de frescura y color que tanto contrastaba con el gris general, le pidieron que también interviniera sus frentes. Así fue como esta ola artística se extendió por tres cuadras, desde la calle Brandsen hasta la avenida Suárez, creando una obra colectiva que transformó la esencia del barrio. Desde entonces, el pasaje es parte del ADN de Barracas; cobró gran valor cultural y se convirtió en una atracción turística que convoca a miles de personas cada año.
