Un verdadero cafetín con recuerdos nostálgicos. Hacen perder las referencias, lo invade todo.
Mezcla rara: iluminado con luces amarillas, cinco ventiladores de techo funcionando, estantes de madera donde alternan viejas botellas de ginebra, anís y coñac, mosaicos blancos y negros en damero. Las paredes están cubiertas por fotos amarillentas, una de Carlos Gardel y otra del poeta Alfredo Le Pera. Con ubicación preferencial, la foto que revive uno de los momentos mas gloriosos del bar, el encuentro entre Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato, con un café de por medio. Varios cartelitos fileteados por León Untroib ofrecen lomitos y variedades de sándwiches.
Sus mesas de madera gastada, están todas escritas, con declaraciones de amor, tanto hacia una mujer como hacia Boca o River (escritura realizada con llaves, punzones o cortaplumas). En alguna de ellas, alguna vez bebieron un café, Robert De Niro, Eric Clapton y Robert Duvall. Un mostrador de madera en forma de "L" se ubica en el centro del salón, luciendo una vieja caja registradora.
Uno de los mozos, que viste de blanco y negro, lleva en su bandeja una botella de vino tinto y una picada para dos. El bandoneón de "Pichuco" (famoso tanguero argentino) hace vibrar, con un tango el lugar.
